Elementos, Factores y Funciones de la Comunicación Humana
Un
modelo lingüístico de comunicación interpersonal esbozado en 1960 por Jakobson,
basándose en el trabajo de Bühler que data de la década de 1930, propuso un
modelo de comunicación verbal que iba más allá de los modelos básicos de
transmisión, destacando la importancia de los códigos y los contextos sociales
involucrados. Describe lo que considera
los seis factores constitutivos en cualquier acto de comunicación verbal: “El emisor
envía un mensaje al receptor.
Para
ser operativo, el mensaje requiere un contexto al que se hace referencia, que
el destinatario puede captar, ya sea verbal o capaz de ser verbalizado, un
código completo, o al menos parcialmente, común al codificador y decodificador
del mensaje; y finalmente un contacto, un canal físico y una conexión
psicológica entre el emisor y el receptor, que les permite a ambos permanecer
en comunicación ". Jakobson propone que cada uno de estos seis factores
(direccionador, mensaje, contexto, contacto, código y destinatario) determina
una función lingüística diferente. Su modelo demuestra que los mensajes y
significados no pueden aislarse de factores contextuales.
Identificación y descripción de los factores de la Comunicación Humana:
Román Jakobson en su empeño por brindar respuesta al interrogante: ¿qué es lo que hace que un mensaje verbal sea una obra de arte? y por demostrar que la poética debe considerarse parte de la lingüística, proporciona el siguiente esquema en relación con los factores que constituyen el hecho discursivo:
El proceso surge en el emisor, quien elabora un mensaje utilizando un código, entendido como el sistema de signos que obedecen reglas organizacionales propias de una lengua y que permiten formular la experiencia y lo dirige hacia un receptor.
Identificación y descripción de las Funciones de la Comunicación Humana:
La forma que se le asigne a un mensaje o estructura verbal, en palabras de Jakobson, evidencia el predominio de una o más de estas funciones. Las funciones son las siguientes, en orden:
1) La función emotiva:
(o expresiva) se centra en el receptor y
exterioriza la actitud del hablante hacia aquello que transmite. Esta función
se puede manifestar con exclamaciones, ciertos recursos morfológicos como
diminutivos, aumentativos y despectivos y también por medio de matices
fonéticos.
2) La función conativa:
se orienta hacia el receptor, pues se
busca influir en su pensamiento o en sus acciones y halla su más pura expresión
en el vocativo y el imperativo. El mensaje se emite para provocar una reacción
en quien lo recibe, de lo contrario, no se considera efectivo. El imperativo es un modo verbal destinado a
emitir órdenes y se considera eficaz en la medida en que esa orden es acatada,
y el vocativo es una estructura que permite invocar directamente al
interlocutor. Cuando el mensaje busca establecer un contacto inicial entre las
partes (como ocurre con expresiones como oiga, ¿me escucha?, ¡hola!), prolongar
la comunicación (sí, ajá, bueno), o bien interrumpirla (¡chao!, ¡adiós!, nos
vemos), hay una orientación hacia el contacto o canal.
3) La función fática:
En
ella se busca llamar la atención del interlocutor para atraerlo e involucrarlo,
de tal manera que se crea un vínculo emisor- receptor y un interés en lo que se
transmitirá.
4) La función referencial:
Se orienta hacia el contexto y
surge cuando se transmite información objetiva por medio de oraciones
declarativas, ejemplo: “El agua hierve a 100 grados”.
5) La función poética:
Se centra en el mensaje y enfatiza la
estética, pretende asignar la mejor forma posible a aquello que se desea
transmitir, lo cual implica meditar en torno a la selección de las palabras y
su combinación. Según Waugh (1980, p. 58), a pesar de ser la función por
excelencia de la poesía, no es exclusiva de esta. La creatividad en el lenguaje
se ha relacionado con la función poética y se puede presentar en muchos
contextos del diario vivir.
6) la función metalingüística:
Puede ser explícita cuando “el
lenguaje es fuente de conocimiento acerca del propio lenguaje”, o bien
implícita si es un instrumento que cumple con fines lúdicos como el humor, y en
donde se establece un juego “con las posibilidades de relación
significante-significado-sentido”.
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